En la Universidad Popular del Cesar (UPC), la inclusión es más que un concepto: es una realidad que se vive día a día. Con 65 estudiantes con discapacidad en sus aulas, la institución ha implementado estrategias innovadoras para garantizar que todos tengan acceso a una educación de calidad.
Uno de los espacios más representativos de este esfuerzo es la Sala Tiflológica, un laboratorio especializado para estudiantes con discapacidad visual. Aquí, la tecnología se convierte en aliada del aprendizaje: impresoras Braille que convierten textos en relieve, escáneres lectores que transforman documentos en audio, software como JAWS y Magic JAWS para facilitar la navegación digital y magnificadores de pantalla para quienes tienen baja visión. Además, la universidad ha incorporado una impresora 3D, que permite crear materiales pedagógicos accesibles en distintas áreas del conocimiento.
Para Juan Daniel Botello, estudiante de noveno semestre de Música, esta sala ha marcado la diferencia en su formación. “Con estas herramientas podemos facilitar el estudio y es la mejor forma de adquirir esa independencia que debemos tener por naturaleza”, asegura.
Pero la inclusión en la UPC va más allá de la discapacidad visual. En la misma sala, un grupo de estudiantes con hipoacusia recibe formación en lengua de señas colombiana, gracias al profesor Raúl. Además, más de 300 personas, entre docentes, administrativos y estudiantes, han sido capacitadas en el primer nivel de esta lengua, promoviendo una comunicación más accesible dentro del campus.
Nelly Rosero, coordinadora de Educación Inclusiva de la UPC, destaca que el compromiso de la universidad en esta materia es único en la región. “Desde la universidad trabajamos constantemente en la implementación de estrategias que garanticen una educación accesible e inclusiva, brindando a nuestros estudiantes las herramientas necesarias para su desarrollo profesional y personal”, explica.
El trabajo de inclusión también ha significado retos importantes. Un estudiante con Trastorno del Espectro Autista (TEA) está próximo a graduarse, luego de un proceso de acompañamiento interdisciplinario. Otro estudiante con discapacidad visual está cursando Ingeniería de Sistemas, lo que ha llevado a la universidad a implementar ajustes tecnológicos en su formación.
Cada semestre trae nuevos desafíos, pero la UPC responde con innovación y compromiso. “Cada estudiante trae consigo una nueva necesidad de adaptación, y eso nos impulsa a seguir avanzando”, señala el equipo de educación inclusiva.
La UPC no solo está cumpliendo con el derecho a la educación de las personas con discapacidad, sino que está construyendo un modelo de inclusión que transforma vidas y demuestra que la educación accesible es una educación de calidad.
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